Volvemos en septiembre, gracias por su colaboración.

Llevo un tiempo, casi dos meses, en los que escribir para el blog me resulta complicado, no por tiempo, que de eso me sobra, si no porque me cuesta escribir. Ideas no me faltan; quiero terminar la historia de Bella, que ya tengo en la mente pero he de materializarla en palabras. Quiero contaros la anécdota de un gran amigo, Jose Andrés, anécdota que uso para romper el hielo en muchas situaciones. Quiero hacer un repaso por el mundo de los grupos de música de "pachanga y verbena" desde el más profundo respeto. Quiero contaros una historia sobre un general y su ejército de plástico.

Puede ser por eso que me cueste menos actualizar el otro blog, que requiere menos darle al teclado pero sí más patearme las calles de Madrid para buscar imágenes curiosas.

Una vez me dijeron que jamás empezara un párrafo con una conjunción, es por eso que no he empezado este párrafo con un -"Pero me siento vago o disperso para contar todas esas historias ahora, así que voy a tomarme este mes de agosto de descanso y cobijarme en la casa del Sr. Atrapao en tierras malagueñas para volver moreno, descansado y con ánimos renovados".

Pero no quisiera despedirme hasta la vuelta de la época estival sin un mensaje, ya sabéis, tengo que decir algo para cerrar el post con algo que me quede en todo lo alto. Es como cuando el héroe en una película va a finiquitar al villano y dice antes una frase ingeniosa; necesito mi -"yipi kai yi".

A los lectores de este blog les deseo un agosto con experiencias que compartan luego con todos, y a las lectoras os diré una frase de Lord Byron que lleva dándome vueltas en la cabeza durante semanas y que adapto para este momento; -"Caminad bellas, como la noche".

Un saludo y nos vemos.

Bolberemos, y con un diccionario vajo el vrazo.