Quería llorar mientras veía la ciudad desde lo más alto, por eso ella eligió la noria de entre todas las atracciones. El ruido de la feria era insoportable y ni llevando los auriculares puestos Nuria lograba aislarse de él. "Quizás cuando esté arriba, en lo más alto, no oiga nada", pensó mientras entregaba el ticket al encargado que la acomodó en su cesta. Siempre el ruido; el ruido de la ciudad, el ruido de la naturaleza, el ruido de las voces; no lo soportaba, le dolía como puñales entrando en sus músculos. ¿Cuántas veces tuvo que explicar que solo el silencio le dejaba respirar? En el colegio, en la universidad, con los amigos; siempre tenía que pedirlo una vez al día; "por favor, menos ruido". Hipersensibilidad acústica lo llamaban. Y mientras tanto ella tuvo que buscar una carrera y un trabajo que le permitiera trabajar sin tener que salir de casa, eso fue fácil. Tuvo que buscar amigos que la comprendieran y respetaran; eso fue más difícil. Y tuvo que buscar a
Comentarios
Saludines,
YoMisma
Creo que no sólo se puede, si no que se debe retar a una creencia. No hacerlo nos convierte en esclavos de la fe, cumplidores de normas que ni quieren y ni pueden demostrar. Aún así la fantasía no debería desaparecer nunca.
Saludos.
http://biofrutismo.blogspot.com/2010/06/cien-metros-torniquetes-por-javi-me.html
GRACIAS!